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Foto del escritorOmar Haddad Segura Landin.

Relfexión de la obesidad y la depresión a la luz de del escrito de María Torok “Enfermedad del duelo y la fantasía del cadáver exquisito.”

Actualizado: 6 dic


La relación entre la psique y el cuerpo ha sido un tema central en el psicoanálisis desde sus inicios. Los mecanismos psicoanalíticos como la introyección y la incorporación ofrecen una perspectiva profunda sobre cómo las experiencias emocionales y anímicas influyen en comportamientos y estados físicos, como la obesidad y la depresión. María Torok nos dice... "La introyección permite al Yo expandirse al integrar aspectos del objeto perdido, mientras que la incorporación busca retenerlo mágicamente" dicha afirmación encapsula estas dinámicas, ofreciendo un punto de partida para explorar estas relaciones en detalle.


Obesidad


Incorporación y alimentación.


La incorporación, entendida como un mecanismo defensivo primitivo, intenta retener mágicamente el objeto perdido a través de fantasías alucinatorias de ingesta. Este proceso se manifiesta en el comportamiento de comer en exceso como una forma de mantener una conexión ilusoria con el objeto amado que se ha perdido. En este contexto, la comida no es simplemente alimento, sino una representación simbólica del objeto perdido. Cuando una persona experimenta una pérdida significativa, ya sea de un ser querido, una relación importante o incluso un cambio en la vida que implica la pérdida de un rol o identidad. La comida, en este sentido, actúa como un objeto sustituto que el individuo trata de incorporar para mantener una conexión con el objeto perdido. Este acto de comer compulsivamente puede ser visto como una tentativa de manejar la ansiedad y el dolor asociados con la pérdida. Sin embargo, debido a que la comida no puede realmente sustituir el objeto perdido, el individuo sigue experimentando un vacío emocional que intenta llenar continuamente a través de la ingesta.





Esta dinámica puede ser particularmente evidente en situaciones donde la pérdida es traumática o no ha sido adecuadamente procesada. La incorporación, al no permitir la aceptación de la realidad de la pérdida, deja al individuo atrapado en un estado de negación. La comida se convierte entonces en una herramienta para mantener viva la fantasía de retención del objeto, a pesar de que esta retención es ilusoria y temporal.


La obesidad, en este contexto, puede ser vista como un síntoma de una fijación en el duelo. La incapacidad de procesar y aceptar la pérdida lleva a un comportamiento repetitivo de comer en exceso. Este ciclo perpetúa la sensación de pérdida y la incapacidad de avanzar, atrapando al individuo en un estado de duelo no resuelto. La obesidad, entonces, no es solo una cuestión de ingesta calórica, sino una manifestación física de un conflicto emocional profundo.


Depresión


Introyección: Un proceso sano.


La introyección, a diferencia de la incorporación, es un proceso sano y constructivo. Permite al Yo expandirse y enriquecerse al integrar aspectos del objeto perdido en su estructura. Este proceso es fundamental para el crecimiento emocional y anímico, ya que facilita la aceptación de la pérdida y la continuación de la vida a pesar de la ausencia del objeto amado.El individuo no solo acepta la realidad de la pérdida, sino que también integra las cualidades y recuerdos del objeto perdido en su propia identidad. Esto permite que la energía libidinal, que anteriormente estaba invertida en el objeto, sea reintegrada y redirigida hacia nuevas relaciones y actividades.


Introyección fallida y depresión


La depresión puede estar íntimamente relacionada con una introyección fallida. Cuando un individuo no logra integrar adecuadamente la pérdida del objeto en su Yo, se siente un vacío profundo y una desesperanza abrumadora. Este estado puede ser el resultado de una incapacidad para aceptar y asimilar la pérdida, lo que lleva a un estado de duelo patológico.





La introyección fallida se caracteriza por una dificultad para reintegrar la libido que estaba invertida en el objeto perdido. En lugar de redirigir esta energía hacia nuevos objetos o intereses, el individuo queda atrapado en un estado de estancamiento emocional. Este estancamiento puede manifestarse como una tristeza persistente, una falta de motivación y una incapacidad para encontrar placer en actividades que antes eran disfrutadas.


Incorporación y mantenimiento del dolor


La incorporación, en contraste, puede agravar la depresión al mantener al individuo en un estado de fantasía y negación. Al no enfrentar la realidad de la pérdida y continuar tratando de retener el objeto perdido mágicamente, el individuo no puede procesar sus emociones. Este mantenimiento del dolor emocional a través de la fantasía perpetúa la sensación de desesperanza y la incapacidad de avanzar. Al evitar la confrontación con la realidad de la pérdida, impide el proceso de duelo saludable. El individuo sigue atrapado en una dinámica de satisfacción alucinatoria y represión, lo que agrava los síntomas depresivos. Este ciclo de negación y fantasía no permite que el dolor de la pérdida sea procesado y superado, perpetuando así la depresión.


Depresión como resultado de fijación


La depresión puede ser vista como un resultado de la fijación en el objeto perdido. La incapacidad de liberar la inversión libidinal del objeto perdido lleva a una fijación que se manifiesta en síntomas depresivos. La persona puede sentirse atrapada en un ciclo de recuerdos y fantasías relacionados con el objeto perdido, sin poder avanzar hacia nuevas experiencias y relaciones. Este estado de fijación puede ser exacerbado por sentimientos de culpa y auto-reproche, que a menudo acompañan la pérdida. La incapacidad de procesar estos sentimientos de manera saludable puede llevar a una internalización del dolor y la tristeza.


Obesidad y depresión pueden compartir mecanismos subyacentes comunes relacionados con la introyección y la incorporación. Ambas condiciones pueden ser vistas como manifestaciones de una dificultad para procesar y aceptar la pérdida. La obesidad, a través de la incorporación y el comportamiento compulsivo de comer, y la depresión, a través de la introyección fallida y la fijación emocional, reflejan intentos fallidos de manejar el dolor de la pérdida.


Conclusión.


La terapia psicoanalítica puede ofrecer una vía para abordar las raíces profundas de la obesidad y la depresión. Al explorar los mecanismos de introyección y incorporación, los terapeutas pueden ayudar a los pacientes a reconocer y procesar la pérdida de manera más saludable. Este enfoque puede incluir la interpretación de sueños, la exploración de fantasías y la identificación de  compulsiónes.


La relación entre la obesidad y la depresión puede ser comprendida a través de los mecanismos psicoanalíticos de introyección y incorporación. La incorporación, con su enfoque en la retención mágica y alucinatoria del objeto perdido, puede contribuir a la obesidad mediante la ingesta compulsiva. La introyección, como un proceso sano y constructivo, facilita la aceptación de la pérdida y promueve el crecimiento emocional. Sin embargo, cuando la introyección falla, puede resultar en una incapacidad para aceptar la pérdida, llevando a un estado depresivo prolongado. Abordar estos mecanismos en el contexto terapéutico es esencial para promover la salud emocional y física del individuo, permitiendo una resolución más saludable de la pérdida y el avance hacia un bienestar integral.

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