Reflexiones en torno a la falta de una madre suficientemente buena.
- Omar Haddad Segura Landin.
- 8 may 2023
- 6 Min. de lectura

En el presente blog pretendo abordar y analizar ciertas escenas de la película: Tenemos que hablar de Kevin. La cual nos narra la historia de Eva y su hijo Kevin Khatchadourian y de cómo fue el desarrollo de la diada madre hijo en el primer año de vida. Para poder realizar dicha tarea me ceñiré de los aportes realizados por R. Spitz; el umbral sensoperceptual que protege al bebe de los estímulos del exterior, sus tres organizadores del psiquismo infantil y con D.Winnicott, destacaré la importancia del yo auxiliar o cuidado materno para satisfacer las necesidades del infante, el ambiente facilitador, la madre suficientemente buena. También puntualizaré el sentimiento de omnipotencia para la continuidad del seguir siendo (continuidad de existencia) y que esto ayude a manifestar el gesto espontaneo y la potencialización del self verdadero. De esta manera estaría dando un bosquejo de las posibles implicaciones que pudieron haber tenido las fallas en estas áreas para gestar un desarrollo psicopatológico que derivó en la masacre que realizó Kevin en su adolescencia.
Spitz (1965) nos menciona que un recién nacido se encuentra en una etapa de indiferenciación en la cual no puede distinguir los estímulos externos e internos. Incluso, difícilmente dichos estímulos logran sobrepasar el gran umbral perceptual del niño, ya que este sirve para poder protegerlo de todo lo que viene del exterior. Mahler (1995) lo propone como autismo normal, ya que menciona que el bebé parece hallarse en una situación de alucinación primitiva. En ambas propuestas el reconocimiento del mundo externo se dará de manera gradual. Mientras en Spitz obedece a una cuestión de desarrollo fisiológico ayudado por la madre. Mahler lo menciona como un desplazamiento de energía libidinal que va del interior del niño hacia el exterior de manera progresiva.
Por lo tanto, el bebé desconoce que todo lo que hay fuera de él. No obstante, si se llega a traspasar el umbral sensoperceptual del niño; sentirá mucha confusión ya que eso se puede experimentar como algo desagradable ya que en las primeras semanas de nacido no cuenta con la capacidad de organizar dichos estímulos. Winnicott (1963) se referiría a esa experiencia que irrumpe la tranquilidad del infante como la angustia inconcebible, una ruptura de la continuidad de existencia, de seguir siendo, es equivalente a vivir una experiencia de desintegración. Es por ello que no podría ni vislumbrar la terrible experiencia por la que tuvo que pasar Kevin al estar durante tanto tiempo al lado de la construcción.
En la película nos muestran a las primeras semanas de convivencia entre Eva y Kevin; éste se la pasaba llorando todo el tiempo. Podemos ver una incapacidad de la madre para conectar con él y satisfacer todas sus necesidades como la función de yo auxiliar del infante. Winnicott (1960) puntualizaba que era de suma importancia el yo materno para poder satisfacer las necesidades del niño y así tuviera una sensación de proyección, es decir, que él va creando lo que está en el mundo externo; un sentimiento de omnipotencia que poco a poco iría cesando para que de esta manera se fuera fortaleciendo el yo del infante.
Además, Spitz resaltaba la importancia del afecto de la madre hacia el hijo, ya que, aunque se encuentre en desarrollo fisiológico está muy lejos de alcanzar la maduración psicológica. Por lo tanto, la manera en que la madre le hable (tono), cargue y provea de alimento al niño tendrá que ir acompañado de una carga afectiva que él pueda percibir por medio de su sistema cenestésico. Lo cual no sucedió con Kevin y su madre, ya que ésta lo cargaba con desesperación, además de reprocharle constantemente su nacimiento con un todo de voz molesto.
Para que el niño puede estar en un ambiente facilitador que le permita desarrollarse de la mejor manera no es necesario que todo salga perfecto; tiene que haber sólo un ambiente que le provea de sus cuidados básicos; necesidades fisiológicas. Pero para que esto se pueda cumplir no basta con una mera instrucción o la erudición; no es algo que se pueda aprender de un manual. La madre tiene que ser capaz de conectar con las necesidades de su hijo, distinguir entre un llanto de dolor y uno de hambre.
Ya propiamente en los procesos de integración del yo, Winnicott, puntualiza acerca de la función de la madre para poder ir ayudando al infante a aterrizar pequeñas partes de realidad con objetos subjetivos, es decir, que va cayendo en cuenta en el “no yo” por ciertos momentos. No es algo que se dé de manera súbita; sino que es por partes. Cuando la madre es incapaz de ayudar con dicha tarea el infante tendrá dificultades para iniciar con los procesos de maduración del yo y necesariamente quedaría distorsionado. Cabe destacar que la tarea de la madre no se basa en el mero hecho de la satisfacción de impulsos, decir esto sería un poco reduccionista. Todo el sostén tiene que ser una experiencia de satisfacción en donde la madre se entregue completamente a su hijo.
Aunado a lo anterior Winnicott (1963) nos dice que la madre tiene que estar consagrada al infante, ya que sólo de esta manera se puede evitar que la incorporación al mundo externo cause confusiones que sobrepasen las capacidades del niño. Pero una consagración de dicha magnitud sólo se puede llegar a vislumbrar si la madre cuenta también con el apoyo del padre, madre o familiares para que ella no se tenga que preocupar de nada, salvo de atender al niño. Podemos observar en la película que dicho apoyo nunca existió por parte del padre, ya que la dejaba todo el día en casa por asuntos del trabajo y, además, despertaba al Kevin sin ninguna consideración por ella. En esa misma escena en dónde llega el padre y toma en brazos a su hijo no podemos percatarnos del primer organizador que menciona Spitz lo cual nos hace inferir que quizá algo no anda bien en el desarrollo del Kevin. Por su parte, Winnicott (1963) resaltaba la importancia del gesto espontaneo como constancia del potencial de un Self verdadero. Dicho gesto tendría que emerger por el buen cuidado de una madre lo suficientemente buena que lleva a cabo los cuidados instrumentados para atender al infante. Si no surge dicho gesto, es posible que se esté erigiendo las bases para la creación de un self falso.
Los infantes que viven con la creación de ese falso self son complacientes y responden a la exigencia del medio, esto lo hacen de manera sumisa, viven de manera similar al cuidador (Madre, padre, tia etc.) su existencia es inauténtica, de esta manera logra ocultar y proteger al self verdadero. En la película podría decir que el falso self de Kevin era la imagen que le mostraba a su papá; una persona abierta y tranquila. Por otro lado, con su madre se mostraba irónico y sarcástico. Pero una vez que se encuentra en la cárcel, fuera de toda protección y bajeo el influjo de antidepresivos, muestra su verdadero self, uno confundido que no sabe por qué hace las cosas.
Otro punto importante en la maduración del yo del infante es que esto le permitirá reconocer lo que “no es yo” para posteriormente pasar <<en el mejor de los casos>> al “no yo” pero percibido como otro que me devuelve la mirada y me reconoce mi existencia. Quizá esto podría explicar un poco el desenlace de la historia. Cuando nace la hermana de Kevin, éste enferma y su madre lo provee de cuidados y logra conectar con él a través de un cuento. Dicho padecimiento me hizo pensar que ante la posibilidad de la pérdida del amor de la madre por la llegada de la hermana tuvo esta manifestación. Posteriormente cuando se entera de la separación de sus padres vuelve a enfermar de la misma manera, como una suerte de regresión. Y la única manera que tuvo de quedarse con la madre y su mirada fue haciendo a un lado a los demás y buscando su atención como cuando arruinó el cuarto de su mamá.
Ha guisa de salida puedo concluir que la diada madre-hijo por la que pasó Kevin fue fundamental para poder gestar todo su desarrollo psicopatológico. Se puede ver que la carencia del deseo y la incapacidad de la madre para entregarse completamente a su bebé durante y después de la gestación fueron determinantes para que no se pudiera establecer un vínculo afectivo entre ambos. Puedo destacar la importancia de los organizadores de los que habla Spitz para saber que el desarrollo del niño se está dando de manera adecuada. Pero me parece que el que me más posibilidades de realizar un análisis más completo es Winnicott y sus aportaciones con respecto a la madre suficientemente buena y los conceptos de self falso y verdadero. Ya que con ellos se puede vislumbrar una posibilidad del por qué Kevin y su madre nunca lograron conectar el uno con el otro.
Bibliografía
Mahler. M & Piner. F & Bergeman. A. (2002). Los preludios del proceso de separación-individuación. En El nacimiento psicológico del infante humano (51-62). México: Enlace editorial.
Spitz. R. (2012). El primer año de vida del niño. México: Fondo de cultura económica.
Winnicott. D. (2016). La teoría de la relación entre progenitores-infante (1960). En Los procesos de maduración y el ambiente facilitador (47-72). México: Paidós.
Winnicott. D. (2016). La integración del yo en el desarrollo del niño (1962). En Los procesos de maduración y el ambiente facilitador (73-82). México: Paidós.
Winnicott. D. (2016). De la dependencia a la independencia en el desarrollo del individuo (1963). En Los procesos de maduración y el ambiente facilitador (108-120). México: Paidós.
Winnicott. D. (2016). La distorsión del yo en términos de self verdadero y falso (1960). En Los procesos de maduración y el ambiente facilitador (182-199). México: Paidós.
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