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Foto del escritorOmar Haddad Segura Landin.

Por qué los comentarios sobre tu cuerpo no deben influir en tu progreso.




El mes de diciembre trae consigo reuniones familiares y encuentros con amigos, momentos que suelen ser cálidos y agradables. Sin embargo, también pueden surgir situaciones incómodas debido a dinámicas familiares complicadas. Si has logrado avances significativos en tu proceso, es probable que te conviertas en el centro de atención debido a los cambios que con tanto esfuerzo has alcanzado. Aunque algunos comentarios pueden parecer halagadores, estar en el foco de las conversaciones puede llegar a ser incómodo y generar ansiedad, especialmente por el tipo de opiniones que pueden surgir. Es importante prepararte para afrontar estas situaciones sin que afecten tu bienestar emocional ni tu autoestima. Por eso, en este blog exploraremos tres tipos de comentarios que podrías recibir y cómo enfrentarlos.


Uno de los comentarios más comunes son aquellos relacionados con la estética. Es usual que amigos o familiares digan frases como “Te ves increíble”, “Ahora sí te ves bonita” o “Qué cambio tan grande”. Aunque a simple vista parecen halagos, estos comentarios muchas veces reflejan una percepción superficial que reduce el valor de una persona a su apariencia física, ignorando el esfuerzo, la disciplina y los cambios internos que conlleva un proceso de transformación. Además, estos comentarios pueden generar presión adicional con frases como “Ahora tienes que mantenerlo” o “No puedes volver a subir de peso”. Incluso, podrían despertar inseguridades al recordar que, en el pasado, tal vez no se valoraba tu imagen. Es crucial recordar que tu valor no depende de cómo luces, sino de quién eres. Ante estos comentarios, puedes agradecer y redirigir la conversación hacia temas que te resulten más cómodos. Una respuesta simple como “Gracias, pero prefiero hablar de algo diferente” puede ayudarte a desviar la atención de manera asertiva.


Otro tipo de comentario que podrías enfrentar está relacionado con tu salud. Algunas personas podrían interpretar tu cambio físico como un signo de enfermedad en lugar de reconocerlo como el resultado de un esfuerzo consciente por mejorar tu bienestar. Podrías escuchar frases como “¿Estás enferma? Parece que has bajado mucho”, “No bajes más, te vas a desaparecer” o incluso “Con lo delgado que estás, pareces mayor”. Aunque estas observaciones a veces se hacen desde una aparente preocupación, a menudo esconden juicios o, en algunos casos, envidia por tu progreso. Implementar un plan de alimentación requiere disciplina y fortaleza mental, cualidades que no todos poseen, y es posible que estas críticas sean una forma de proyectar sus propias inseguridades en ti. Si te enfrentas a este tipo de comentarios, responde de manera tranquila pero firme: “Gracias por preocuparte, pero estoy siguiendo un plan saludable supervisado por profesionales”. Esto te permitirá reafirmar tu compromiso con tu proceso sin entrar en discusiones innecesarias.


Finalmente, un comentario menos frecuente pero más hiriente es la indiferencia negativa. Frases como “Pues yo te veo igual”, “Ni se nota nada” o “¿De qué sirve si lo vas a recuperar?” buscan minimizar tus logros, ya sea por envidia, frustración o incapacidad de aceptar que has conseguido algo que ellos no. Este tipo de comentarios puede ser especialmente dañino porque ataca directamente tu autoestima y cuestiona el valor de tus esfuerzos. Sin embargo, es fundamental no permitir que estas opiniones invaliden tus logros. Tu progreso es personal y solo tú sabes cuánto trabajo y dedicación has invertido para llegar a este punto. Una forma de responder sería decir: “Estoy contenta con mis avances, y eso es lo que realmente importa”, dejando claro que no necesitas validación externa para sentirte orgullosa de ti misma.


Además de estos comentarios, también podrías enfrentar intentos de sabotaje durante las reuniones familiares. Es común que te insistan en comer o beber más de lo que planeas, no como un gesto de amabilidad, sino como una forma de desafiar tu determinación. Aquí, el problema no es disfrutar de un platillo especial o una copa de vino, sino hacerlo bajo presión o con culpa. En estos casos, busca rodearte de personas que apoyen tu proceso y que puedan intervenir o redirigir la dinámica si te sientes abrumada. No estás sola, y es importante apoyarte en quienes valoran y respetan tus esfuerzos.


En conclusión, recuerda que tu valor no se mide por los kilos que has perdido ni por la talla de tu ropa. Solo tú conoces las razones que te llevaron a iniciar este proceso y los retos que has superado para mantenerlo. Si disfrutas un poco más de lo planeado en estas fechas, no te castigues. Celebra tus logros y ten presente que un pequeño desliz no borra todo lo que has conseguido. Lo importante es que sigas priorizando tu bienestar, con paciencia y auto-compasión. Has trabajado mucho para llegar hasta aquí, y eso es algo que nadie puede quitarte. ¡Disfruta las fiestas y mantente fiel a ti misma!

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